Opinión

Final patético de la figura política de Muñoz Ledo; él o el diluvio

Indicador Político

Por Carlos Ramírez

Luego de haber saltado a la fama política en 1969 con sus dos discursos de defensa sistémica estatista del presidente Gustavo Díaz Ordaz por el manejo de la crisis del movimiento estudiantil del 68 y sobre todo la justificación del 2 de octubre en Tlatelolco, Porfirio Muñoz Ledo ahora está llamando a defender la constitución contra el gobierno que él contribuyó a consolidar.

El problema radica en el hecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador está decidiendo reformas que han sido siempre parte de su discurso, incluyendo la anulación del Estado neoliberal salinista 1983-2018 y realizando las reformas constitucionales adelantadas en sus varios proyectos de nación. Y que Muñoz Ledo siempre apoyó y avaló a López Obrador y en los hechos se comprometió a apuntalar la reforma para la reconstrucción del Estado social.

Ahora aparece un Muñoz Ledo enojado porque su partido Morena le negó la reelección como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados en 2019 y ahora mismo le negó su reelección como diputado. Y en este momento, resulta que Morena es peor que el PRI que él ayudó a construir en su juventud política. Y como el Quijote de la política que perdió la sensatez por haber leído tantos libros de caballería política, ahora Muñoz Ledo busca encontrar al Caballero Negro y los molinos de viento para salvar a su Dulcinea Constitucional.

La verdad que no se sabe cuál es el eje de la lucha de Muñoz Ledo: ¿destruir el modelo político de reformas del presidente López Obrador y Morena sin salirse del partido y buscando quizá que en Morena se le apoye sus delirios, para…? ¿Para qué?: ¿sólo ser candidato a la reelección, convertir a la Cámara de Diputados en su cementerio de elefantes por los 88 años de edad actuales, suponer para sí la candidatura presidencial en 2024 para implementar su modelo de nación, un despertar tardío porque vio algo inaceptable en las decisiones lopezobradoristas, o algo? ¿Pero qué…?

Muñoz Ledo fue descubierto por Díaz Ordaz como una joya juvenil y lo hizo secretario general del Seguro Social a sus 34 años, luego fue protegido por Luis Echeverría en su camino a la candidatura presidencial, funcionó como el consejero maquiavélico del Príncipe en Palacio Nacional hasta que en 1973 ascendió a secretario del Trabajo y Previsión Social y en 1985 entró como relleno en la lista de precandidatos presidenciales que disputaban en forma efectiva sólo Mario Moya Palencia y José López Portillo.

Luego saltó en los espacios de todos los grupos políticos: PRI, PAN, PRD, Morena, PARM. Nunca pudo deshacerse de la figura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, inclusive ni cuando delató que Cárdenas se había reunido en secreto con Carlos Salinas de Gortari en 1988. Como presidente del PRD tampoco alcanzó el nivel de caudillo que tenían Cárdenas y López Obrador. Conflictuada su carrera diplomática, se encerró en el limitado espacio legislativo, Y en 2018 rogó hasta la humillación que lo hicieran presidente de la primera mesa directiva para “pasar a la Historia” y retirarse como el diputado que le colocó la banda presidencial a López Obrador. Hoy quiere eternizarse en el congreso otros tres periodos. Ya verá después qué posición pedirá cuando cumpla 100 años.

Muñoz Ledo tiene un pensamiento político priísta; y si se quiere mayor precisión, un priísta de corte echeverrista, suponiendo en esta corriente una configuración seria de ideas, objetivos y definiciones vinculadas al proyecto nacional histórico social de la Revolución Mexicana. Pero en su biografía tiene Muñoz Ledo un lugar acomodaticio; mareó al presidente Fox sobre una reforma del Estado que no fue sino la consolidación del viejo régimen priísta.

Su pensamiento sistémico está plasmado en la conferencia que dio en 1978 en el seminario sobre el sistema político mexicano que realizó Stanley R. Ross en la Universidad de Texas en Austin y ahí dibujó su modelo de nación al explicar el modelo sistémico del presidente Echeverría. No se olvida que como secretario del Trabajo defendió hasta la violencia el liderazgo de Fidel Velázquez, sobre todo de los enfoques de sindicalismo independiente que salieron de El Colegio de México –del entonces investigador Manuel Camacho Solís– y reprimió a golpes las críticas de Heberto Castillo Martínez contra Echeverría.

Los personajes históricos que definen la personalidad de Muñoz Ledo no son muchos: Nicolás Zúñiga y Miranda, Gonzalo N. Santos y un Alonso Quijano bizarro.

Política para dummies: La política es el espejo del alma.

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Carlos Ramírez
Miércoles 5 de mayo de 2021.

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