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Crece la explotación sexual de mujeres en el corredor Puebla–Tlaxcala

Este “sistema" opera anulando la autonomía de las mujeres mediante violencia, manipulación afectiva y amenazas. / Foto: Erik Guzmán / Archivo El Sol De Puebla

• “El sistema proxeneta” es regional y no estatal, y se debe de atender de manera conjunta

• La antropóloga Ixchel Yglesias explicó que este método “se basa en mecanismos de control que tienen como finalidad someter a las mujeres a esclavitud sexual”
En el corredor Puebla–Tlaxcala, la explotación sexual de mujeres y niñas avanza mientras las instituciones acumulan protocolos, diagnósticos y leyes que no se cumplen. Se refleja en patrones de desaparición y feminicidio que afectan a ambos estados, y coincide con la existencia de Alertas de Violencia de Género en las dos entidades. Esto se debe a que, “el sistema proxeneta” es regional y no estatal, y se debe de atender de manera conjunta, advirtió la antropóloga Ixchel Yglesias González Báez.

Para la especialista, la explotación sexual en Tlaxcala no puede entenderse sin observar un fenómeno más amplio que conecta a la región entera: Puebla es parte central del mismo engranaje, advirtió durante la jornada “Tramas de la trata Puebla–Tlaxcala” efectuada en la Universidad Iberoamericana.

Mientras las autoridades de Tlaxcala insisten en que la trata de personas “ya es historia”, dijo, a unos metros de su frontera con Puebla —en San Pablo del Monte, Zacatelco, Papalotla, Huamantla y en el sur poniente de la zona metropolitana poblana— la realidad contradice cada discurso oficial. La explotación sexual no sólo persiste, se expande como un sistema articulado que cruza territorios, economías y vidas, aseguró.

Un total de 55 feminicidios cometidos en Puebla durante el 2024 registró el observatorio de violencia de la Ibero

En su participación, la también antropóloga, fue directa: “El sistema proxeneta”, como ella lo nombra, “se basa en mecanismos de control que tienen como finalidad someter a las mujeres a esclavitud sexual”. Explicó que este sistema opera anulando la autonomía de las mujeres mediante violencia, manipulación afectiva y amenazas: “Se logra a través del amor, de la muerte real o simbólica y de la promesa de un futuro mejor”.

Doctora Ixchel Yglesias González Báez dijo que prácticamente no hay programas de prevención, atención y acompañamiento integral. / Foto: Erika Reyes / El Sol de Puebla

Sistema proxeneta regional

En el corredor metropolitano que conforman ambos estados, las fronteras solo existen en los mapas. La académica lo dejó claro al mencionar que uno de los municipios más afectados, San Pablo del Monte, “colinda con Puebla”, formando una franja donde la movilidad facilita el reclutamiento, traslado y explotación.

En Puebla también se registran desapariciones de niñas y adolescentes en patrones similares a los descritos en Tlaxcala. Yglesias subrayó que, en dicho estado, para 2024 “el 68% de las mujeres desaparecidas eran niñas”, una cifra que, sin decirlo explícitamente, encuentra eco en los reportes de municipios poblanos como Puebla capital, San Martín Texmelucan, Amozoc o Atlixco, donde se registraron 280 víctimas entre 2015 y 2022, siendo el 63% mujeres.

El corredor compartido funciona como un circuito de doble vía: mujeres poblanas son llevadas a Tlaxcala; mujeres tlaxcaltecas son trasladadas a Puebla; son explotadas en bares, hoteles, casas de seguridad y zonas de ocio de ambos estados.

“Es un sistema regional, no estatal”. Y eso explica por qué la violencia se reproduce y por qué combatirla exige más que declaraciones triunfalistas como la referida por la actual mandataria Lorena Cuéllar, quien en reiteradas ocasiones ha afirmado que “la trata de mujeres ya no es un problema en Tlaxcala”.

Presupuestos diluidos

Yglesias habló del presupuesto destinado a combatir la trata en Tlaxcala: más de 780 millones de pesos para 2025. La cifra podría transformar la vida de cientos de mujeres, pero no ocurrió, “destinaron 780,067,946 pesos al desarrollo turístico”, denunció.

Mientras tanto, los programas de prevención, atención, reparación del daño y acompañamiento integral prácticamente no existen. “Eso que está en papel, no se ve en escuelas, no se ve en programas de acompañamiento, no se ve en ninguna parte”, afirmó. Incluso habló de un posible desvío cercano a 777 millones, lo que dejaría sin recursos reales a todas las acciones necesarias para combatir la explotación sexual en el vecino estado.

La relación con Puebla es clara, dijo, y aseguró que el patrón de desvío, simulación institucional y priorización de proyectos turísticos o industriales sobre políticas de género es un espejo regional. En ambos estados, el presupuesto para combatir la trata se diluye entre burocracias, eventos públicos y gasto político.

Territorios devastados

Yglesias sostiene que la explotación sexual no opera sola. Forma parte de un ecosistema de violencias que incluye la devastación ambiental, el desplazamiento forzado, la precariedad laboral y la reorganización territorial neoliberal.

El pronunciamiento se da tras la determinación del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal que resolvió el amparo a favor de la madre

Para demostrarlo, mencionó el caso del parque solar Nueva Escala en Calpulalpan, que devastó bosque, magueyes y tierras comunitarias, generando pobreza y migración interna. “Es un proceso de despojo. Donde destruyen el territorio, las comunidades quedan vulnerables y la trata prospera”, explicó.

Esa misma lógica opera en Puebla: parques industriales, expansión inmobiliaria acelerada, y megaproyectos que empujan a miles de familias a la informalidad o la migración. “Esa vulnerabilidad es terreno fértil para el sistema proxeneta”, advirtió.

El vínculo estructural es claro: los mismos procesos que despojan en Tlaxcala, despojan en Puebla; y donde hay despojo, hay captación y explotación sexual.

Normalización que cruza fronteras

La antropóloga recordó un diagnóstico social donde, ante la pregunta de por qué había mujeres paradas en la carretera, la respuesta fue: “porque no les gusta trabajar”.

El mensaje es brutal, pero real. Y esa normalización, afirmó, no se detiene al cruzar la línea estatal. En Puebla, las narrativas sociales que culpan a las mujeres, justifican la explotación o minimizan las desapariciones, siguen vigentes.

Apuntó que, lo que en Tlaxcala se llama “aspiración proxeneta” entre los jóvenes también existe en los municipios poblanos colindantes, donde la vida cotidiana está atravesada por movilidad interurbana, precariedad y falta de oportunidades.

El otro lado del sistema

La maestra dio un ejemplo simbólico: “Schneider Electric despidió a 800 trabajadores en una zona donde el proxenetismo tiene fuerte presencia”.

La precariedad laboral, señaló, es un factor que empuja a familias enteras a la vulnerabilidad. Esa precariedad también atraviesa a Puebla, donde la industria maquiladora, automotriz y de servicios produce despidos masivos y rotación constante.

“Cuando una región vive de sueldos bajos y trabajos inestables, el proxeneta encuentra terreno fértil”, afirmó, y dijo que Tlaxcala y Puebla comparten exactamente ese paisaje económico.

Presencia geopolítica y control territorial

Un punto poco discutido, pero revelador fue el interés del embajador estadounidense Ronald Johnson Douglas en la trata de Tlaxcala, quien es coronel retirado del ejército y exagente de la CIA. Yglesias afirmó:

“Este señor tenía mucho interés en saber cómo estaba la trata en Tlaxcala”, y recordó sus antecedentes en operaciones de contrainsurgencia.

La investigadora sugirió que la trata, como las drogas, es usada para justificar vigilancia, presencia geopolítica y control territorial en regiones vulnerables.

En un corredor tan integrado como Puebla–Tlaxcala, la presión externa se convierte también en una forma de gobernanza que opera por miedo y silencio.

Ante la pregunta, ¿por qué no se actúa?, Yglesias fue clara en su crítica a los gobiernos estatal y municipal: “No es un favor que nos hacen cuando dicen que van a tomar acciones. Es su responsabilidad. Y cuando no lo hacen es porque están sirviendo a otros fines”.

Entonces, la trata se vuelve instrumental, dijo: ayuda a mantener orden territorial, miedo social, control político y estructuras económicas basadas en la precariedad.

En ese esquema, Tlaxcala y Puebla no son entidades separadas, son un mismo territorio funcional para el sistema proxeneta. Un corredor donde la vida de las mujeres sigue en riesgo.

Mientras las autoridades repiten que la trata ha desaparecido, la región Puebla–Tlaxcala muestra lo contrario: más desapariciones, más captación, más movilidad criminal, más despojo territorial, más precariedad económica y más impunidad. Y, sobre todo, un sistema que se sostiene porque nadie con poder lo confronta de raíz.

“La trata no ha desaparecido. Se ha vuelto un mecanismo para controlar cuerpos y territorios. Y las mujeres están pagando los costos más altos”, puntualizó la antropóloga.

Pronunciamiento de la Ibero

La jornada “Tramas de la trata Puebla–Tlaxcala” finalizó con un pronunciamiento contundente: en la región, la explotación sexual de mujeres y niñas continúa siendo una problemática vigente y de alto impacto, pese a las leyes y programas implementados desde la adopción del Protocolo de Palermo en 2003 y la promulgación de la ley mexicana contra la trata en 2007.

Lo anterior se refleja en los patrones de desaparición y feminicidio que afectan a ambos estados. Esta situación coincide con la existencia de Alertas de Violencia de Género en las dos entidades, cuyos objetivos no se han cumplido a cabalidad.

En Puebla, el informe Trata de personas en México (Hispanics in Philanthropy, 2021) identifica como zonas de riesgo municipios como Tehuacán, San Martín Texmelucan, Atlixco, Tepeaca, Huauchinango, Cholula, Zacatlán y Huixcolotla, además de Puebla capital. Entre 2015 y 2022 se iniciaron 257 carpetas de investigación, con 280 víctimas, de las cuales “63 por ciento son mujeres”, conforme a datos obtenidos vía transparencia.

Tlaxcala presenta una configuración regional más amplia. De acuerdo con el Centro Fray Julián Garcés de la IBERO, desde 2009 las redes de explotación sexual enganchan mujeres y niñas en 17 estados, las prostituyen en 21 y también operan para explotación sexual en 7 entidades de Estados Unidos. Entre 2022 y junio de 2025, la Fiscalía estatal abrió 19 carpetas y atendió 53 mujeres víctimas de trata con fines sexuales. Preocupa, sin embargo, que “hasta la fecha este estado no cuente con un refugio especializado”, y que el Secretariado Ejecutivo no haya reportado casos entre 2023 y septiembre de 2025, pese a la evidencia documentada.

Ante este panorama, la institución afirmó que Puebla y Tlaxcala deben asumirse como una sola región afectada y exigen a los gobiernos estatales siete acciones urgentes:

1. Fortalecer la aplicación de la legislación para prevenir, proteger y sancionar.

2. Operar eficazmente los Programas Estatales contra la trata.

3. Coordinar a fiscalías y comisiones de búsqueda para localizar de inmediato a mujeres desaparecidas.

4. Activar la Comisión Interinstitucional correspondiente en Puebla.

5. Crear refugios estatales regulados para víctimas.

6. Capacitar de manera continua a operadores de justicia para evitar la revictimización.

7. Implementar procesos de prevención en escuelas, con enfoque regional, comunitario y antipatriarcal.

Finalmente, se convocó a organizaciones sociales y académicas a continuar documentando y visibilizando la problemática, con el fin de contribuir a que mujeres y niñas vivan libres de explotación sexual en la región.

El Sol de Puebla
Erika Reyes
Ciudad de Puebla
Lunes 24 de noviembre de 2025.

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