Frente a la Plazuela de los Sapos…
Imperturbable al paso del tiempo, La Pasita, es la tienda más popular de Puebla desde 1916, famosa por sus licores, que a lo largo de su permanencia han sido degustados por intelectuales, artistas de cine, políticos encumbrados y ciudadanos del mundo que consideran al lugar como paso obligado, para compenetrarse un poco más en la cultura poblana.
Las mezclas e infusiones se siguen destilando y preparando de manera artesanal, como lo hacía desde principios del siglo pasado, el fundador de esa casa, Emilio Contreras Aycano.
Con el devenir de los años, la administración del negocio pasó a manos de Emilio Contreras hijo, cuya tenacidad y empeño han logrado consolidar el establecimiento, pues no siempre conoció la bonanza.
Del periodo de vacas flacas quedan algunos testimonios escritos de viejos deudores, que nunca regresaron a saldar sus cuentas, como lo revela un vale de caja existente, fechado a finales de la década de los treinta, firmado por Gustavo Díaz Ordaz, estudiante de la escuela de Derecho en la Universidad de Puebla, que a la postre fuera presidente de la República en el periodo 1964-1970, por lo que se desprende que no sólo fue un depredador de la conciencia estudiantil, sino un detractor del pequeño comercio.
Lo que ayer fue tragedia, hoy es anécdota histórica, pues a la «lista negra» como la llama don Emilio, se le agregan, entre otros, los nombres de Carlos I. Betancourt, Gonzalo Bautista (padre), ambos florecientes ex gobernadores de Puebla, que también dejaron deudas pendientes en la tesorería de La Pasita, en su época estudiantil. En ese listado, tampoco podía faltar el famoso doctor Julio Glockner, que además de restaurar las partes nobles de los poblanos, también fue rector de la Universidad.
No es accidental el hecho de que los estudiantes de la época fueran clientes recurrentes del negocio, el edificio Carolino, que por aquellas fechas albergaba a todas las escuelas y facultades universitarias, se encuentra a una calle de distancia.
Algunas cuentas aparentemente son insignificantes, pues el monto del adeudo es de apenas dos pesos, pero sólo en apariencia, si se considera que el costo de un trago era de diez centavos. Hoy el costo de una «pasita» es de 17 pesos, parejo.
El Museo de lo Increíble
La otra razón de la fama de La Pasita, dice don Emilio: «En la Pasita se encuentra el único Museo de lo Increíble. Tenemos -dice -una pecera con agua en la que se puede apreciar el único pez invisible; la granada que le voló la mano al manco Álvaro Obregón; la brocha con que se pintó el Mar Rojo; el compás con el que se trazó el circulo vicioso; la herradura del caballo de Troya» y otras maravillas que en ocasiones la flema poblana no alcanza a comprender.
Sin duda que la atmósfera humorística que flota en La Pasita es una de las piezas claves para la atracción de visitantes. No faltan los parroquianos que buscan desanudar el nudo gordiano de las fórmulas con las que se hacen los licores, mismos que son remitidos a un manuscrito que está a la vista, con letra tan diminuta que ni con lupa se puede apreciar.
Tampoco faltan los chispazos de humor al hurgar entre todas las chucherías que se encuentran entre las vitrinas y de pronto localizar unos espejuelos diminutos cuya leyenda refiere que se trata de los lentes del general Ignacio Zaragoza, quien los dejó empeñados antes de salir a dar fiera pelea a los zuavos del ejercito de Napoleón III.
Beber es vivir…
La nomenclatura de las bebidas que ahí se preparan da una referencia aproximada de lo que se puede encontrar en esa tienda que recrea el acertado refrán; «beber es vivir»: Sangre de Bruja, Espuelas de Charro, China Poblana, Crema a Go-Go, Un Calambre, Sangre de Artista y la Pasita misma.
La fama de La Pasita ha trascendido no sólo porque es el único sitio en donde «se dan clases de cubilete, por nota»; también por sus concursos, por ejemplo, el visitante que logre tomar 20 copas, tiene derecho a golpear un monigote con apariencia del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Pero el que logre tomar 100 pasitas, dice don Emilio, gana 100 mil pesos y le pagan el funeral. En este caso refiere el propietario que en toda la historia de la tienda sólo una persona ha logrado tomar las 100 copas; ello fue en 1948, por un caballero apodado El Peterete.
Otro intento fue hecho en 1984 por un parroquiano que alcanzó el segundo lugar, luego de ingerir 97 vasos de licor. Luego de esta experiencia fue hospitalizado a sólo tres vasos de alcanzar el récord. La Pasita se localiza en la calle 5 Oriente 602 y abre de 12:00 a 18:00 horas diariamente. Sólo dista dos calles de Catedral y como hace 86 años, ahí se expende el famoso licor «Sangre de Diablo». ¿Gusta usted?
Puebl@Media
Enrique Aguirre
Ciudad de Puebla
Jueves 18 de Marzo de 2021.
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