Gustavo Gordillo
La desigualdad es el tatuaje que marca a Latinoamérica, decía Tomás Eloy Martínez.
México es uno de los países más desiguales del mundo se reporta en el World Inequality Report 2022. El uno por ciento más rico del país percibe el 26 por ciento del ingreso y controla el 47 por ciento de la riqueza. En tanto que el cincuenta por ciento más pobre de la población accede al 9.2 por ciento del ingreso y tiene menos 0.2 por ciento de la riqueza, lo cual quiere decir que tiene más deudas que activos patrimoniales.
Escarbando en la desigualdad. Gerardo Esquivel (2015) parte para su estudio de las declaraciones fiscales y de estudios previos realizados con otros colegas. Una de sus conclusiones de la mayor importancia sobre el tamaño del segmento de los multimillonarios mexicanos es que el número de multimillonarios mexicanos no ha crecido de manera significativa en los últimos años. En 1996 y de acuerdo con la primera lista publicada por Forbes, en ese entonces había 15 mexicanos con fortunas superiores a los mil millones de dólares. Con base en los datos de 2014, figuran hoy 16 mexicanos en esa categoría, apenas uno más que hace casi dos décadas. Lo que sí ha cambiado y de manera muy significativa, es la importancia y magnitud de la riqueza de nuestros multimillonarios. Mientras que en 1996 las fortunas de esos 15 equivalían a $25,600 millones de dólares, las de los 16 mexicanos más ricos en 2014 equivale a $142,900 millones de dólares.
La riqueza mal repartida. Por su parte, Miguel Ángel del Castillo en su estudio sobre La distribución y desigualdad de los activos financieros y no financieros en México (2017) y revisando diversas fuentes para el análisis de la riqueza parte de la constatación empírica que la repartición es muy desigual. Dos terceras partes de la riqueza están en manos del 10% más rico del país y el 1% de los muy ricos acaparan más de un tercio. Por ello, el coeficiente de Gini es de 0,79. La repartición es todavía más desigual en los activos financieros: el 80% es propiedad del 10% más rico.
Dime con quién andas y te diré quién eres. El estudio Las desigualdades en México elaborado por el Colegio de México (2018) centra sus argumentos en cinco aspectos uno de los cuales es que la desigualdad tiene un carácter relacional. Este fenómeno se vincula con patrones de exclusión, en los cuales ciertos grupos de la sociedad se benefician de manera privilegiada de recursos, habilidades, relaciones sociales e incluso bienes públicos a los que otros grupos tienen acceso limitado o nulo .
Atascado en la pobreza.
En el estudio El México del 2018, elaborado por el Centro de Estudios Manuel Espinoza Iglesias, se arriba a una primera conclusión contundente: la movilidad social intergeneracional es baja en los extremos de la estructura social de México, Lo anterior quiere decir que, si el índice resulta comparable con la medida oficial utilizada para calcular pobreza en México, 70 de cada 100 mexicanos que nacen en el quintil más bajo de la distribución no logran salir de la condición de pobreza. En cuanto a la magnitud de la movilidad social ascendente para quienes la logran, solo 4 de cada 100 logran alcanzar el quintil más alto. Uno de los elementos claves en la baja movilidad en México tiene que ver con la desigualdad por género que claramente se ve en términos del ingreso laboral. Otro factor clave es la ubicación geográfica. Cuando se hace el análisis a nivel estatal, se observa que la movilidad social entre los que crecieron en hogares pobres del. Sureste del país, mientras la movilidad social ascendente tiene mayor alcance en las entidades con zonas metropolitanas y en el norte del país.
Demografía, pobreza y desigualdad forman el trabuco a partir del cual pretendo reflexionar sobre cómo viven los mexicanos u realidad y cómo se expresan en irrupciones sociales y movilizaciones.
Puebl@Media
Gustavo Gordillo
Ciudad de México
Martes 22 de marzo de 2022.
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