La flor es de origen mexicano y cientos de lugares en el país reciben su nombre gracias a ella. Es tal su importancia histórica y cultural, que se estableció un día nacional para celebrarla
Se dice que México le regaló al mundo la flor de nochebuena, el símbolo de las festividades decembrinas. La flor, ―también conocida como pascua, poinsettia o simplemente, flor de Navidad― celebra su día nacional cada 8 de diciembre y posee una gran importancia biocultural para el país. Pero antes de convertirse en la flor más representativa de la Navidad, la planta pasó por una serie de cambios que van desde sus usos en la vida cotidiana, hasta el simbolismo que se le asignó en distintas épocas. Actualmente, su importancia es tan grande que en el país hay 429 sitios que llevan en su nombre la palabra ‘nochebuena’, en su mayoría vialidades y asentamientos urbanos, según el registro de nombres geográficos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La nochebuena ―del latín, euphorbia pulcherrima, que significa “la más hermosa”―, es una flor originaria de México y florece principalmente en la época invernal. La historia de cómo esta flor se convirtió en el símbolo de la Navidad se puede contar como un viaje de tres escalas: primero, en el México prehispánico, pasando por Taxco, para finalmente llegar a las manos de un conocido empresario en Estados Unidos que se encargó de popularizarla a nivel comercial.
En entrevista con EL PAÍS, la investigadora del Instituto de Biología de la UNAM, Laura Trejo Hernández, comparte que la flor de nochebuena tiene una gran importancia biocultural para México que se remonta a la época prehispánica. La investigadora señala que algunas de las referencias más antiguas de la planta se pueden encontrar en la obra Historia general de las cosas de la Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún. Gracias a estos registros se sabe que en la época prehispánica la nochebuena recibió el nombre de cuetlaxóchitl, que en náhuatl significa ‘flor que se marchita’. En esa época, la planta se utilizaba en ofrendas y rituales, se asociaba con los guerreros y también se usaba con propósitos medicinales.
“En la época prehispánica era asociada como una flor de ofrenda. […] Generalmente estaba asociada con las diosas madres, por ejemplo, con la diosa Tonantzin. Entonces nos queda claro que era una flor de ofrenda, de ceremonia, y también una flor de ornato”, dice la investigadora. Luego, explica que en el siglo XVII los Franciscanos en Taxco, Guerrero, utilizaban nochebuenas que crecían en las barrancas para adornar los belenes o pesebres que representan el nacimiento de Jesús. Es posible que ahí comenzara a asociarse la flor con la festividad cristiana de la Navidad. “[En México] tenemos otras plantas muy bonitas, pero no tienen este peso biocultural. La nochebuena lo tuvo, y eso la catapultó”, asegura.
De Taxco para el mundo: la gran migración que catapultó la nochebuena a la fama
Trejo ha dedicado gran parte de su carrera a la investigación de la flor de nochebuena. Ella se reconoce como una gran apasionada de la planta, y asegura que “la quiere mucho”. La experta explica que la flor de nochebuena tal como la conocemos hoy proviene del Estado de Guerrero.
Durante el invierno de 1828, el botánico estadounidense Joel Roberts Poinsett se encontraba en México en calidad de primer ministro plenipotenciario de Estados Unidos. Antes de irse, Poinsett llamó a un grupo de colegas naturalistas para realizar una expedición y exportar varios cargamentos con plantas y otros materiales hacia su país de origen. Los registros indican que Poinsett encontró la flor en lo que hoy es el Estado de Guerrero, e hizo varios envíos de plantas y semillas de nochebuena al jardín botánico de Bartram, en Filadelfia, donde fue cultivada con éxito por Robert y Ann Bartram Carr.
Para poner a prueba esta hipótesis, la investigadora Laura Trejo y otros especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) estudiaron las relaciones genéticas entre plantas silvestres y plantas cultivadas en Estados Unidos. Así concluyeron que las plantas provenientes del Estado de Guerrero son las que poseen el material genético más cercano a los cultivares comerciales de Estados Unidos. “La evidencia nos deja muy claro que la relación de la nochebuena con las festividades cristianas está en Taxco con los franciscanos. Taxco es muy importante históricamente porque ahí es donde se da la relación de la nochebuena con la Navidad”, señala la especialista. “También nos queda muy claro que vino de México, principalmente de Guerrero”.
Pero la flor de nochebuena no se popularizó hasta décadas después. Tras su introducción exitosa en Filadelfia, la planta se extendió por todo Estados Unidos durante el siglo XIX. En la década de 1920, en el sur de California, el horticultor y empresario Paul Ecke comenzó a cultivar nochebuenas en campos cercanos al actual Hollywood y a comercializarla como una flor típica de la Navidad aprovechando la época de floración de la planta. Desde entonces, la flor de nochebuena se convirtió en un símbolo de las festividades decembrinas en Estados Unidos, e incluso recibió el apoyo de universidades y empresas para la modificación genética de la planta a través de cruzas.
La flor de nochebuena se popularizó como símbolo navideño alrededor del mundo, y en México, por ejemplo, celebra su propio día nacional cada 8 de diciembre para recordar su importancia histórica y cultural. También Estados Unidos celebra la nochebuena cada 12 de diciembre en conmemoración a la fecha del fallecimiento de Joel Poinsett.
La flor de nochebuena es una planta con una larga historia y tradición. Su belleza y simbolismo la han convertido en un elemento indispensable de las festividades navideñas, y el lugar que ocupa hoy es indiscutible para la doctora Laura Trejo. La especialista concluye que todo el mundo debería conocer la historia de flor de nochebuena, “para que todo el mundo pueda ver lo bonita que es, y verla como yo la veo”, dice.
El País
Elisa Villa Román
Ciudad de México
Sábado 08 de diciembre de 2023.
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