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El Vaticano encubrió durante 50 años los abusos de Maciel, líder de los Legionarios de Cristo

Juan Pablo II bendice a Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, en 2004. PLINIO LEPRI (AP)
  • Nuevos documentos del Archivo Apostólico del Vaticano revelan que Pío XII ya conocía en 1956 los abusos cometidos por Marcial Maciel. A pesar de las graves acusaciones, la Santa Sede permitió que Maciel continuara su actividad sin castigo hasta 2006.

 

El Vaticano ha sido acusado de encubrir durante 50 años los abusos sexuales cometidos por Marcial Maciel, el controvertido fundador de los Legionarios de Cristo. Documentos recientemente desclasificados del Archivo Secreto Vaticano, ahora conocido como Archivo Apostólico, confirman que ya en 1956 se conocía la conducta deplorable de Maciel, incluyendo abusos a menores, vínculos con mujeres, hijos ilegítimos y uso de drogas. A pesar de las sanciones iniciales ordenadas por el Papa Pío XII, Maciel fue protegido por influyentes miembros de la Curia hasta que Benedicto XVI intervino en 2006, después de que la presión pública y las denuncias acumuladas hicieron insostenible la situación.

La información, publicada este domingo por el diario italiano Corriere della Sera, desvela que un documento fechado el 1 de octubre de 1956, firmado por Giovanni Battista Scapinelli, entonces número tres de la Congregación para los Religiosos, muestra que Pío XII había ordenado la suspensión de Maciel. El documento especifica que el sacerdote debía “irse a curar y abandonar cualquier contacto con sus alumnos”. Sin embargo, la investigación se estancó tras la muerte del Papa en 1958 y la presión de poderosos protectores de Maciel dentro del Vaticano.

Estos documentos corroboran lo que ya se sospechaba: el Vaticano conocía desde hacía décadas los abusos de Maciel y, a pesar de las primeras denuncias, su caso fue sistemáticamente ocultado. El Corriere della Sera señala que los documentos ahora desclasificados muestran cómo la investigación inicial de 1956 fue manipulada. Los archivos revelan que el 2 de octubre de 1956, Scapinelli se reunió con Maciel y su protector, el cardenal Giuseppe Pizzardo, modificando los documentos originales y minimizando las acusaciones. A partir de entonces, la protección de Maciel se mantuvo mediante una red de influencias y un “alfabeto secreto” utilizado para protegerlo de las denuncias.

El encubrimiento se extendió a lo largo de cinco papados, desde Pío XII hasta Juan Pablo II. Durante el pontificado de Juan Pablo II, las denuncias contra Maciel se multiplicaron y comenzaron a salir a la luz en la prensa. No obstante, el Papa polaco, según informes, se mostró reacio a aceptar las acusaciones. El sucesor de Juan Pablo II, Benedicto XVI, fue el primero en tomar medidas significativas, aunque sólo en 2006, cuando ya era Papa, se le ordenó a Maciel retirarse a una “vida reservada de oración y penitencia”. A pesar de este gesto, la decisión fue considerada por muchos como una acción simbólica, ya que Maciel falleció en 2008 sin enfrentar un proceso canónico.

La oficina de comunicación de los Legionarios de Cristo ha comentado que la nueva información sobre Maciel es coherente con los informes previos y agradece la apertura de los archivos por parte de la Santa Sede en 2020. No obstante, la revelación de estos documentos resalta una profunda crisis de transparencia dentro del Vaticano y plantea preguntas sobre los niveles de complicidad y encubrimiento que permitieron que Maciel continuara su comportamiento depredador durante tanto tiempo.

Investigaciones previas, como la realizada por el National Catholic Reporter en 2010, identificaron a tres altos cargos vaticanos—Angelo Sodano, Estanislao Dziwisz y Eduardo Martínez Somalo—como protectores clave de Maciel. Estas revelaciones alimentan las críticas hacia Juan Pablo II y Benedicto XVI por sus manejos del caso. La falta de acción decisiva y la tardanza en abordar las acusaciones han sido un punto de controversia en la evaluación de su legado papal.

Benedicto XVI, en una entrevista publicada en 2010, admitió que la respuesta del Vaticano al caso Maciel fue “lenta y tardía”, aunque argumentó que se necesitaban pruebas concretas para proceder. Sin embargo, las investigaciones realizadas después de su dimisión en 2013 confirmaron que Maciel había creado una red de protección alrededor suyo que le permitió evadir justicia durante décadas.

La larga sombra del encubrimiento de Maciel continúa afectando la credibilidad del Vaticano y cuestiona la efectividad de sus esfuerzos por reformar y abordar el problema de los abusos dentro de la Iglesia Católica. Las nuevas revelaciones subrayan la necesidad de una mayor transparencia y responsabilidad en la gestión de casos de abuso sexual, para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.

Mundiario
Valeria M. Rivera Rosas
Madrid, España/ México
Lunes 22 de julio de 2024.

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