Carlos Clemente
El gobernador Miguel Barbosa busca afanosamente congraciarse con el presidente Andrés Manuel López Obrador, es capaz de todo con tal de colocarse un paso al frente de sus pares -los gobernadores morenos- y convoca a los poblanos a una multitudinaria marcha que llamó “en defensa de la cuarta transformación”.
Es evidente que pretende conquistar algo de lo que carece: la simpatía y aprobación del huésped de Palacio Nacional.
Varios episodios han marcado esa fría y distante relación.
Decidido, Barbosa apostó todas sus canicas por Claudia Sheinbaum, se puso a las órdenes e instruyó a sus corcholatas emprender una campaña sin candidata, disfrazada de asambleas distritales, para posicionar en todo el estado el nombre de la favorita del presidente rumbo al 2024.
Ahora, se saca de la chistera una megamarcha para el 27 de noviembre. Una especie de respuesta a lo hecho este domingo.
Barbosa, el 28 de octubre pasado, hizo lo inimaginable, pagó 228 mdp y saldó adeudos con los maestros estatales, con ello desactivó una eventual manifestación que empañaría la visita de la jefa de gobierno de la CdMx al Centro Expositor.
Ya había hecho “papelazo” ante Adán Augusto en Puebla capital y ante el propio presidente en Ayoxuxtla. No iba a arriesgarse más.
Hoy, cambió la fecha del tradicional maratón de noviembre y lo pospuso para el 4 de diciembre, sin importar el desfase de una semana y las implicaciones para los miles de atletas participantes.
Es clara la prioridad de Barbosa. Le urge que desde Palacio Nacional lo miren con otros ojos. Mostrarse ante López Obrador como un soldado, un aliado incondicional en su lucha contra los malditos conservadores.
Que no haya duda, que en Puebla hay un gobernador que no ha traicionado al movimiento. No hay alianza con El Yunque, como perversamente han malinformado sus enemigos.
Busca dejar en claro que, es él y no Armenta o Mier, quien tiene los hilos del control político.
En realidad, la megamarcha, apenas demostrará su capacidad de movilización. Sólo eso. No más.
Alguien podría decirle al gobernador que, si quisiera demostrar músculo político, debería empezar por cumplir a los poblanos con mejores resultados desde el gobierno.
Por ejemplo, un efectivo combate a la delincuencia, a los delitos de alto impacto, frenar feminicidios y desapariciones forzadas, defender los derechos humanos de indígenas, combatir a los siete grupos del crimen organizado que han ganado terreno en las plazas de Tehuacán, la Mixteca, Ciudad Serdán, Tecamachalco, Acatzingo, San Martín Texmelucan y Atlixco.
O qué tal, amarrar más recursos federales en el presupuesto 2023 para obras de relevancia, nuevas carreteras, escuelas y hospitales.
¡Eso sí sería demostrar el músculo!
Porque, organizar desde el poder y con el partido oficial un acarreo de 20 mil poblanos, no es demostrar músculo.
¡Por favor!
Acarrear a miles de personas con fines políticos desde las regiones más paupérrimas del estado a cambio de una torta y un refresco o lucrando con los programas sociales, resulta insultante.
Esa película ya la vimos, gobernador.
Por décadas los priistas lo hicieron y la población les ha pasado factura.
¿En qué quedamos?
¿No que eran diferentes?
En realidad, son políticos cortados con la misma tijera.
DiarioReporter
Carlos Clemente
Ciudad de Puebla, Mx.
Martes 15 de noviembre de 2022.
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