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El ´infantinismo´ enfermedad senil del comercialismo

Gustavo Gordillo

Gustavo Gordillo

Gianni Infantino el presidente de FIFA buscaba la oportunidad para confirmar que, por más limpiezas que le hagan – ¡ni Hércules limpiando los establos de Augías! – la FIFA seguirá marcada por la manipulación indecente del deporte más popular en el mundo.

En una performance indigna aún para los saltimbanquis callejeros, Don Gianni nos chutó una hora llena de lugares comunes, simplezas y un rosario de pendejadas que pasaron un tanto desapercibidas frente a las gesticulaciones de un individuo con los brazos abiertos listo para que lo crucificaran, como según él lo están haciendo, las malvadas oenegés, los medioambientalistas radicales, los fundamentalistas de los derechos humanos y un largo etcétera.

En una declaración de fe solo equiparable a la conversión de San Agustín en su exaltada convicción: “»¡Qué dulce me resultó de golpe carecer de la dulzura de las frivolidades! Antes tenía miedo de perderlas y ahora me gustaba dejarlas. Eras tú quien las iba alejando de mí”, el sediciente directivo de la FIFA en una pieza de retórica mayor exclama: ““Hoy tengo sentimientos muy intensos. Hoy me siento catarí, hoy me siento árabe, hoy me siento africano, hoy me siento gay, hoy me siento discapacitado, hoy me siento un trabajador inmigrante”.

¡Qué bueno que no se sienta presidente de la FIFA!

Pero eso sí a Qatar no tocar ni con el pétalo de una rosa. Y si se te ocurre criticarlo por la fuerza de trabajo esclava que construyó los estadios y que provocó más de cinco mil accidentes mortales, o la opresión a mujeres y homosexuales, o al presumible financiamiento a grupos terroristas; lanza Don Infantino un dictum meum pactum más espeso que el del London Stock Exchange porque abarca miles de años. ¡No es broma! En su capacidad de historiador de ondas largas les echa en cara a los europeos todo lo malo que han hecho en los pasados tres mil años y les espeta con su dedo flamígero que deberían estar pidiendo perdón por los próximos tres mil años. Lo cual al menos indica su alto grado de optimismo sobre el futuro de la humanidad, al menos de los europeos.

Optimismo que se desborda hablando de todos los logros materiales, económicos, políticos, éticos y morales de Qatar lo mismo en el ámbito de las libertades que en el de los migrantes, y hasta en la sobriedad con la reciente prohibición que impuso ese gobierno progresista, al consumo de cervezas.

Por Dios que empiece el fut y que se calle Jesús.

Puebl@Media
Puebla, México
Martes 22 de noviembre de 2022.

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