La media ponderada de los principales sondeos elaborada por EL PAÍS arroja cuatro escenarios que garantizan al partido de López Obrador el control del Legislativo, incluso sin aliados
México se encamina hacia la contienda electoral más grande de su historia, en las que quedarán elegidos 20.000 cargos públicos, entre ellos, los gobernadores de 15 de las 32 entidades federativas y los 500 miembros de la Cámara de Diputados. La campaña lleva semanas desarrollándose en torno a un eje polarizador central, el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, con un partido de Gobierno omnipresente y una oposición sin liderazgos y desdibujada. Los comicios del 6 de junio marcan el ecuador del sexenio y la formación del presidente domina nítidamente las encuestas: casi 1 de cada 2 votos irían a Morena, según la media ponderada de los principales sondeos elaborada por EL PAÍS, que se ciñe a la composición Cámara baja.
A mucha distancia le siguen el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), alrededor del 17% cada uno. A más distancia se encuentran las fuerzas más pequeñas: la izquierda oficialista del Partido del Trabajo (PT), la tradicional ahora en la oposición del Partido de la Revolución Democrática (PRD), los pivotales verdes del PVEM, aliados de Morena en el Congreso, y Movimiento Ciudadano están entre los 2 y los 5 puntos porcentuales; pero todos ellos lograrían representación gracias a su diferencial implantación territorial. Los cuatro escenarios que arrojan los sondeos garantizan a Morena, que hoy tiene mayoría absoluta, el control de la Cámara con o sin el apoyo de otras formaciones.
La estabilidad de la carrera ha sido notable en los últimos meses. A mediados de 2020 hubo un punto de inflexión que marca un repunte de Morena. En efecto, al cumplirse dos años de la victoria de López Obrador y, a pesar de varias decisiones controvertidas y un cuestionado manejo de la emergencia sanitaria de la Covid-19, una amplia mayoría de los mexicanos, el 68%, seguía aprobando la gestión del presidente. El desgaste de la acción de gobierno apenas le ha pasado factura y hace dos meses, en febrero, su aceptación se mantenía en porcentajes similares, un 65%, según estudios realizados por SIMO Consulting para este periódico. En todo caso, los datos sí reflejan más insatisfacción de la ciudadanía ante los feminicidios, en general la actitud del Ejecutivo con el movimiento feminista, la crisis de seguridad y la pandemia.
Desde ese momento, a mitad del año pasado, Morena consolidó una cierta remontada que aún se mantiene, arrastrando hacia arriba a sus más cercanos aliados parlamentarios: PT y los verdes. También el centrista MC ha construido una tendencia al alza. Mientras tanto, el viejo oficialismo del PRI y la oposición por la derecha del PAN y por la izquierda del PRD se han mantenido en unos niveles estables, si acaso a la baja en el caso de los dos primeros.
Estos puntos de estimación tienen una considerable incertidumbre. En los últimos meses, Morena ha marcado de 40% a 62% en las encuestas. Los márgenes son muy grandes también para PRI (13-27), PAN (14-23), PRD (2-8) y, de manera muy destacada, el Partido Verde: hasta 8 puntos, que le pondrían en una situación mucho más sólida que la que actualmente disfruta dentro del Congreso.
Hay dos fuentes de incertidumbre en las estimaciones. La primera y natural es el cambio de contexto y, con él, de decisión de voto. Esto afecta menos a plataformas más establecidas, pero es particularmente importante para las pequeñas. Sobre todo aquellas como el PVEM que pueden depender de alianzas eventuales o de su posición con respecto al Gobierno. Los verdes se han deslindado, por ejemplo, de la polémica reforma energética, hoy atascada en los tribunales, cuyo impacto ambiental va a ser devastador si llega a ponerse en marcha, según la opinión unánime de los expertos. Sin embargo, han formado plataformas electorales con el oficialismo en varios territorios bajo el nombre de Juntos Hacemos Historia.
Estas elecciones y la composición de la Cámara de Diputados será, en cualquier caso, decisivas para la segunda mitad del sexenio, en la que López Obrador está decidido a dejar una huella en la historia del país con su proyecto de la llamada Cuarta Transformación. El presidente de ya ha dado varias señales de ello al hacer bandera de algunas cuestionadas reformas estructurales. En primer lugar, su plan energético, que supone un intento de re-nacionalización de facto del sector eléctrico y el de los hidrocarburos, con el rescate de dos empresas estatales: la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Pemex. En segundo lugar, la reforma de la justicia, con la que está forzando un pulso sin precedentes con el Poder Judicial y que, de momento, se traduce en la extensión del mandato del presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, y un choque abierto con el Instituto Nacional Electoral (INE).
El organismo inhabilitó a dos candidatos oficialistas, uno de ellos, Félix Salgado Macedonio, muy próximo al mandatario y denunciado por violación, y aprobó un mecanismo para poner coto a las bancadas de las mayorías para que no haya trasvase de diputados entre partidos que se presentaron en coalición. López obrador denunció “un complot” para arrebatarle la mayoría y Morena impugnó estas decisiones. El Tribunal Electoral se pronunciará sobre ellas el próximo martes en medio de una enorme presión del Gobierno y de la cúpula del partido.
Otro de los motivos de incertidumbre en los estudios de opinión es la variación técnica entre encuestas. Tamaños de muestra, sesgos de casas encuestadoras y mercados ocultos tienen un papel en México, como en cualquier país, donde se mezclan sondeos con aproximaciones distintas. Aunque las aquí seleccionadas cumplen con unos criterios mínimos de calidad y transparencia, incluso entre ellas se dan diferencias importantes. Por ejemplo, entre aquellas que realizan un trabajo de campo en persona y otras que lo hacen por vía telefónica. Las segundas tienen la ventaja de la agilidad y la rapidez; las primeras son más arduas pero consiguen mejores ratios de respuesta y llegan a poblaciones que suelen responder menos a las llamadas.
Todo ello hace más difícil ser certero con los pronósticos, añadiendo valor a la disponibilidad de aquellos que agregan varios con una metodología clara.
Las mayorías posibles
Considerando las diferencias técnicas, el agregador Oraculus, con el politólogo y encuestador Javier Márquez a la cabeza, propone un pronóstico que va más allá de la media ponderada de encuestas. Para proyectar la traducción del voto a curules en la Cámara, Oraculus aplica un modelo multinivel en el que las encuestas realizadas en hogares tienen un papel vertebral en la definición de la tendencia para cada empresa de sondeos, a lo que se añade las de alta calidad por vía telefónica. Como paso previo, el modelo evalúa desviaciones históricas entre los distintos niveles territoriales para, con todo ello, poder reconstruir una serie de simulaciones informadas (hasta 10.000). La acumulación de simulaciones en ciertos puntos informa de cuáles son los escenarios más probables. De ellos, la proyección central de Oraculus le otorga una casi-mayoría absoluta a Morena, que de hecho podría perder la que ahora disfruta. A cambio, el partido de gobierno lograría una mayoría calificada aliándose con los que hasta ahora (y con vaivenes en los últimos tiempos) han sido sus socios preferenciales: el PT y el PVEM.
De hecho, aunque solo en 1 de cada 4 simulaciones del modelo Morena lograría mantener su actual absoluta, la calificada de la suma con PVEM y PT se da en casi 1 de cada 2.
El mandatario ya ha amagado con reformar la Constitución si finalmente la reforma eléctrica es declarada inconstitucional y para la consolidación de sus planes necesita al Congreso. Los sondeos apuntan a un final de mandato lleno de incógnitas, porque, si bien la oposición ciudadana -encarnada recientemente, por ejemplo, por la indignación del movimiento feminista- tiene cada vez más presencia, la oposición institucional y parlamentaria adolece de impulso y caras. La fórmula de coalición Va por México, una suerte de “todos contra Morena” que echó a andar las pasadas Navidades con el objetivo de “rescatar” al país, acabó resquebrajándose y tiene previsiones más que inciertas en los territorios. La desarticulación opositora queda reflejada en todas las encuestas. Mientras tanto, López Obrador hace campaña todos los días desde la tribuna de sus conferencias de prensa matutinas, las mañaneras, que marcan la agenda, le sirven para liberar batallas políticas, y fijar los términos del debate.
Los modelos de pronóstico como este son útiles para entender mejor el espacio de incertidumbre. Una manera de concretarlo es observar otras posibilidades que, pese a ser menos probables según las simulaciones, no caen en lo imposible. Considerando dos vectores de cambio, la fuerza del oficialismo frente a oposición y de las “cuartas fuerzas” frente a las grandes, podemos otear cuatro escenarios alternativos.
Oficialismo fuerte. Cabe la posibilidad de que a Morena en particular y a sus socios habituales les vaya mejor de lo esperado. En este escenario, López Obrador contaría de nuevo con un partido fiel con mayoría absoluta en la Cámara baja que revalidaría el resultado de 2018.
Oposición fuerte. Ni siquiera ante este horizonte, los partidos tradicionales de la oposición tendrían opciones para arrebatar a Morena el dominio de la Cámara, aunque sí contarían con una base más sólida para articular una campaña electoral con vistas a las presidenciales de 2024.
Pequeños fuertes. El contexto de erosión relativa en ciertas capas sociales del partido de López Obrador podría combinarse con la falta de arranque de las plataformas tradicionales claramente ubicadas en la oposición (PAN, PRI) para desviar apoyos y curules resultantes a formaciones más pequeñas. Paradójicamente, y dependiendo de la fuerza alcanzada por PVEM y PT (así como de la confirmación o ruptura de sus alianzas con MORENA), esto podría acabar salvando las mayorías del propio poder ejecutivo en el legislativo.
Grandes fuertes. Si a Morena le va bien a costa de fagocitar parte del voto de PT y PVEM, podría consolidar su actual mayoría absoluta a costa de perder la calificada que tiene al alcance de la mano. En cualquiera de los casos, a través de las alianzas tendría garantizado el control de la Cámara.
Metodología y fuentes. Las encuestas incluidas siguen la selección del agregador Oraculus. Para obtener nuestra media a día de hoy, le aplicamos a las encuestas de los últimos cinco meses (incluyendo el mes corriente) una doble ponderación de tiempo (las más recientes pesan más) y frecuencia (un peso proporcional al número de encuestas de cada casa, para evitar que una sola empresa domine la estimación). La tendencia hacia atrás se dibuja de manera aproximada como una media móvil de los últimos sondeos publicados en cada momento.
Los escenarios se extrapolan del modelo de pronóstico de Oraculus, escogiendo su proyección como escenario central y definiendo cuatro escenarios alternativos dentro del abanico de lo relativamente posible para cada partido, en probabilidades >5%.
El País
Jorge Galindo
Francisco Manetto
Ciudad de México
Domingo 25 de abril de 2021.
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