La única sentencia que recibió el sacerdote mexicano por sus crímenes fue la de dedicar el resto de su vida “a la penitencia y la oración”
En 1997, el extinto CNI-Canal 40 transmitió una entrevista en la que miembros disidentes de la Legión de Cristo denunciaron públicamente los abusos que sufrieron cuando eran menores de edad a manos de Marcial Maciel, fundador de la orden. Los hombres, ya en edad avanzada, se expusieron al escrutinio de una sociedad profundamente católica tras agotar, sin éxito, las vías para obtener justicia dentro de la Iglesia. 28 años después de que se transmitiera el controversial programa, el documental Marcial Maciel: El Lobo De Dios, de HBO Max, revive el caso y arroja nueva luz sobre cómo la Iglesia y el Estado abandonaron a quienes debían proteger para encubrir a un hombre que por décadas amasó poder mediante sobornos, engaños y el uso calculado de sus influencias.
El joven Maciel y las primeras señales de alerta
Desde muy joven, Marcial Maciel decidió dedicar su vida al sacerdocio, por lo que viajó de Michoacán a Ciudad de México para estudiar en el seminario de su tío, el obispo Rafael Guízar y Valencia. Fue cuestión de tiempo para que surgieran los primeros conflictos. A pesar de su corta edad, el joven Maciel estaba convencido de que había sido llamado para tener su propia congregación, por lo que empezó a reclutar a otros seminaristas para que lo siguieran, lo que encendió las alertas de sus superiores. Tras ser expulsado de esta primera institución, continuó repitiendo el mismo patrón con otros familiares que también eran líderes religiosos en sus comunidades.
Marcial Maciel, en el seminario del Ajusco, en Ciudad de México, en la década del 90. Legioleaks
Aunque aún no había sido ordenado, Maciel empezó a visitar pueblos pequeños para invitar a niños a que formaran parte de su ministerio. También encontró buena voluntad dentro de la élite mexicana gracias a su carisma, lo que le permitió recaudar suficientes donaciones para empezar su seminario formalmente. Alrededor de este tiempo surgieron los primeros reportes de una “conducta amoral y escandalosa”, pero estas advertencias fueron desestimadas y una parte del grupo se fue a España para estudiar en la Universidad de Comillas.
Los abusos
Al estar a cargo de los apostólicos y novicios de su congregación, Marcial Maciel se convirtió en una figura paterna para ellos, especialmente porque estaban lejos de casa. Según los testimonios de las víctimas, el sacerdote tenía a sus “elegidos”, a quienes instruía personalmente y, tras ganarse su confianza, los llamaba a su recámara o a la enfermería para abusar de ellos. “A mí me planteó que tenía los dolores esos que supuestamente le provocaban una involuntaria retención de esperma. Luego, que necesitaba un masaje. Este comenzaba en la parte baja del abdomen, después bajaba la mano hasta que me llevaba a tocarle el pene y hacerle directamente una masturbación. Con la otra mano debía frotarle los músculos de las piernas. Él acomodaba, dirigía técnicamente la operación’’, dijo Alejandro Espinosa a La Jornada, uno de los pocos medios que cubrieron el caso en 1997.
Maciel repitió este modus operandi por décadas, y entre las filas de los Legionarios de Cristo hubo casos perpetrados por otros sacerdotes, validados por las acciones de su líder. En un informe de la orden publicado en 2019 se admiten 175 casos de abuso, 60 de ellos cometidos por el fundador, aunque el último documento interno de la Legión de Cristo “revisa” las cifras oficiales publicadas anteriormente y precisa que hubo 170 menores abusados por 27 miembros de la orden. Esta investigación interna ha sido ampliamente cuestionada por la falta de supervisión independiente.
La cercanía con el Vaticano y el respaldo de Juan Pablo II
En México, Marcial Maciel contaba con el apoyo de importantes benefactores, entre ellos Flora Barragán de Garza, la heredera de una millonaria fortuna que, tras quedar viuda, decidió financiar la obra del sacerdote y ayudarlo a conectar con otras familias poderosas con tal de “ganarse un lugar en el cielo”. Además de ser el sustento para la operación de los Legionarios, grandes montos iban destinados a las finanzas del Vaticano, lo que permitió a Maciel ganarse el favor de los papas Pio XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, cuyo acercamiento con México estuvo fuertemente influenciado por el pederasta.
Marcial Maciel con Juan Pablo II en el Vaticano, el 30 de noviembre de 2004. Tony Gentile (Reuters)
Una de las primeras investigaciones contra Maciel se realizó en 1956, durante el papado de Pío XII, quien murió dos años después sin que se tomaran acciones contundentes. Con el paso del tiempo, más víctimas alzaron la voz ante autoridades eclesiásticas. Durante la época del papado de Juan Pablo II, Maciel vivió con total impunidad gracias a su estrecha cercanía con el pontífice, lo que le permitió seguir acumulando poder y evitar cualquier sanción. En los archivos del Vaticano hay algunas cartas en las que el pontífice le agradece a Maciel “su generosa entrega al servicio de la Iglesia” y en varias ocasiones se refirió a él como “el apóstol de la juventud”.
Adicciones, las mujeres y sus hijos: la doble vida de Maciel
Marcial Maciel llevó una vida de engaño que iba más allá de los casos de abuso de menores. El sacerdote tenía una adicción a un fármaco derivado de la morfina que llegó a poner en riesgo su ministerio porque en las farmacias de Roma ya habían identificado que enviaba a sus seminaristas a comprar la sustancia, por lo que un tiempo tuvo que huir a Marruecos para poder sostener su consumo.
El sacerdote también tuvo relaciones con varias mujeres. Una de ellas fue Blanca Estela Lara Gutiérrez, a quien conoció en Tijuana cuando ella tenía 19 años y él 56. Estuvieron juntos durante tres décadas, tuvieron dos hijos y Maciel adoptó al que ella tenía de una relación previa. Nunca les reveló su verdadera identidad, pero para mantener su doble vida el sacerdote se inventó el personaje de José Rivas, un trabajador de la petrolera Shell o un agente de la CIA. La historia que contaba cambió con el paso de los años. La Legión también reconoció oficialmente a Norma Hilda Rivas como hija de Maciel, fruto de una relación de años con Norma Hilda Baños Torres, a quien conoció cuando ella aún era menor de edad. De acuerdo con reportes, la joven heredera del legionario estudió en las escuelas y universidades de la orden, y se mudó a Madrid, donde vive en un barrio acomodado.
El imperio y la impunidad del Padre
Cuando los ex legionarios José Barba, Juan José Vaca, Alejandro Espinosa, los hermanos Fernando y José Antonio Pérez Olvera, Saúl Barrales, Félix Alarcón y Arturo Jurado hicieron pública su denuncia en 1997, hubo represión por parte de la Iglesia, el Gobierno mexicano y empresarios que simpatizaban con Maciel. La orden desestimó su testimonio y los llamó “resentidos”, mientras que el presidente Ernesto Zedillo, a través de su equipo de trabajo, instruyó a los directivos de CNI-Canal 40 para que no transmitieran la investigación sobre el Padre Maciel. Ciro Gómez Leyva, entonces director del equipo editorial del programa, también recibió amenazas. La censura continuó, hasta que, en 2002, el famoso reportaje del equipo Spotlight del Boston Globe sacudió a la Iglesia católica y dio voz a las víctimas.
José Barba con una foto de sí mismo a los 18 años, en Ciudad de México, el 22 de febrero de 2022. Marco Ugarte (AP)
En 2005, mientras el Vaticano llevaba a cabo una investigación en su contra, Marcial Maciel renunció a su puesto como director general de la Legión y del Movimiento Regnum Christi. Un año después, el Papa Benedicto XVI le ordenó retirarse a “una vida reservada de oración y penitencia”, pero no se le abrió un proceso canónico por razones de edad y de salud. El sacerdote murió el 30 de enero de 2008 a los 87 años, dejando un legado de crímenes impunes. Fue hasta 2010, más de 50 años después de las primeras denuncias, que la Legión de Cristo finalmente reconoció los abusos cometidos por su fundador. “Estamos profundamente consternados y tenemos que reconocer que son ciertas las acusaciones contra el Padre Maciel, entre las que se incluían abusos sexuales a seminaristas menores”, se dijo en el comunicado.
Al cierre de 2024, la orden mantiene una presencia estable en 23 países, organizada en nueve territorios y dos delegaciones. La congregación opera 10 sedes de gobierno general o territorial, 95 comunidades de apostolado, un filosofado, y teologado, una comunidad de sacerdotes estudiantes en Roma, una residencia sacerdotal en México, un centro de humanidades en Estados Unidos, así como cinco noviciados y siete centros vocacionales. En México, los colegios pertenecientes al Regnum Christi y a la Red de Colegios Semper Altius suman 56 planteles distribuidos en 25 estados del país. Aunque la Legión de Cristo finalmente reconoció los abusos de Maciel, ni él ni muchos de sus cómplices enfrentaron la justicia. La orden sigue activa, y el caso permanece como un testimonio de cómo el poder y el encubrimiento dejan a las víctimas sin una verdadera reparación.
El País
Sara González
Ciudad de México
Sábado 16 de agosto de 2025.
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