La imputación de las antiguas trabajadoras, acusadas de falsedad de declaraciones y encubrimiento de información, es la primera que arroja el caso tras nueve meses de investigación
Tras nueve meses desde la muerte y desaparición de Debanhi Escobar, este lunes la Justicia ha vinculado a proceso a las dos primeras personas involucradas en el caso. Se trata de Ana Luisa ‘N’ y Elida Yurith ‘N’, gerente y asistenta respectivamente en el motel de Escobedo (Nuevo León) donde se encontró a la joven de 18 años. El juez de control ha decidido imputarlas por falsedad de declaraciones y encubrimiento en la investigación del suceso, que se ha erigido en símbolo de la impunidad en un país en el que mueren asesinadas 10 mujeres al día. Las acusadas tendrán que presentarse a firmar una vez al mes y tienen prohibida la salida del Estado, en el norte de México, hasta el cierre del proceso, fijado para dentro de tres meses.
Las diligencias comenzaron a finales de agosto, cuando la Fiscalía de Nuevo León registró la vivienda de una de las empleadas en busca de aparatos electrónicos. Como resultado de aquel examen, las autoridades incautaron cuatro memorias USB, ocho teléfonos móviles y un ordenador portátil. Pero la posible obstrucción a la Justicia de los responsables del alojamiento ya se barajó al comienzo de la instrucción. “No se entregaron oportunamente los vídeos que tenían en su poder. Se señaló que no había almacenaje hasta que los proporcionan después. Por lo cual se perdieron días muy valiosos”, advirtió en mayo el subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía, que más tarde atrajo el caso a la Fiscalía General de la República.
Aquella observación se ha concretado esta semana en una audiencia virtual de cuatro horas a la que también han asistido los padres de la víctima, Mario Escobar y Dolores Bazaldúa. “De alguna manera vemos una luz al final del camino. Lamentablemente, después de nueve meses. En ese sentido, hay muchos sentimientos encontrados”, valoró él a su salida del Palacio de Justicia. “Durante este proceso de audiencia se volvió a remover todo lo que pasó con nuestra hija”, apostilló ella. Ambos reconocen, no obstante, que han salido “tranquilos” y con esperanza de que el caso se resuelva.
La investigación ha estado envuelta en numerosas irregularidades desde su inicio. La joven desapareció el pasado 9 de abril, pero transcurrieron 13 días hasta que el equipo de búsqueda la encontró. El cuerpo fue localizado en el interior de una cisterna abandonada en el motel Nueva Castilla, a escasos metros del lugar donde fue vista por última vez y desde el que habían comenzado a peinar la zona en diversas ocasiones, lo que causó la indignación de la familia. “¡13 días aquí! ¿Cuántas veces estuvieron aquí?”, espetó el padre cuando finalmente dieron con el paradero de su hija.
Las causas de la muerte tampoco fueron claras desde el principio. La primera autopsia determinó que Escobar había fallecido como consecuencia de un traumatismo craneal profundo. Los padres pidieron una segunda valoración y el segundo examen concluyó que la víctima contaba en realidad con diversos golpes y había sido agredida sexualmente antes de fallecer. Finalmente, un tercer informe elaborado tras la segunda autopsia resolvió que había muerto asfixiada y no como resultado de una contusión. Para realizar esta exploración tuvieron que exhumar a la joven después de llevar 68 días enterrada.
Pero los desencuentros con la Fiscalía estatal fueron más allá. El máximo responsable del procedimiento, Gustavo Adolfo Guerrero, llegó a sugerir en un inicio que la joven había caído accidentalmente en la cisterna donde fue encontrada, y renunció a su cargo seis meses después de comenzar las pesquisas sin ningún avance significativo. El 1 de octubre, pocos días antes de que dejara el cargo y a petición de la familia, la Fiscalía General de la República atrajo el caso, que ahora entra en una nueva fase.
Dentro de 15 días, Escobar y Bazaldúa viajarán a Ciudad de México para seguir de cerca los avances del Ministerio Público. “Creemos en ellos, creemos que se pueden hacer las cosas bien”, expresaba este lunes el padre de la joven, en un tono que dista mucho del empleado con los anteriores encargados de la investigación. La sensación de haber perdido un tiempo crucial para dar con los responsables del crimen es palpable, pero las ganas de seguir permanecen intactas: “El legado que nos deja Debanhi es no detenernos ante todas las injusticias. Sentar este precedente, que ya está bien cimentado, y seguir hasta donde tope. Vamos a seguir luchando para que esto no vuelva a pasar”.
El País
Elena San José
Ciudad de México
Martes 10 de enero de 2023.
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